Con motivo de una semanita de vacaciones que he tenido decidí hacer una escapada a Madrid para ver a mi familia y como nos encanta viajar pero no siempre la economía nos permite ir muy lejos, decidimos hacer una visita a Ávila, en Castilla y León; a sus montañas y puertos. Fue rápida ya que salimos el Sábado y volvimos el domingo pero sin duda se ha convertido en uno de los viajes más especiales que he hecho. Se apuntó mi tío, mi prima, mi madre y Pat y madrugamos el Sábado para poder aprovechar el día y ver la sierra, tocar la nieve, visitar un pueblo en lo alto de la montaña y finalmente bajar a Ávila y conocer sus murallas.
A golpe de café en un termo fuimos despertándonos kilómetro a kilómetro, yo pertrechada en mi ropa de snowboard y ellos llamándome exagerada porque no hacía tanto frío. ¡Ja! Por si no lo sabíais, yo soy muy, muy, muy friolera y ante experiencias similares decidí que no iba a sufrir ni un poquito del mismo y me abrigué como si fuera el fin del mundo en siberia... no sabéis qué acierto tuve.
Soy de montaña mil veces antes que de playa, quizá por mi influencia temprana de Heidi, los Alpes, árboles y ese paisaje nevado de forma permanente. La nieve me pone de buen humor, me hace sentir feliz, sonreír como una tonta... y los cafés calientes que eso conlleva, acercarme a chimeneas, abrazos para entrar en calor. Así que en su mayoría pasamos el día por la montaña. Mención especial al momento en el que se me puso el corazón alocado porque pensé que me despeñaba puerto abajo... en la sierra, concretamente en El Puerto del Pico hay un monumento a los caídos de la región en la cima de un valle. Quisimos acercarnos para verlo pero a mitad de camino, en una explanada que había antes de llegar, el viento era tan sumamente intenso que no podía caminar y sentí que me tiraba así que instantáneamente me senté y no hubo quien me moviese de allí. De ahí la foto de mi madre agachándose para posar conmigo. De verdad, ¡qué miedo! Y una de las perritas que nos acompañaban, la muy loca, revolcándose por el suelo y el aire tirando de ella, y ella feliz, correteando, ladrando, disfrutando. Ésas son las cosas que me hacen profundamente feliz. Y compartir este tiempo y estos viajes con ellos, mi familia.
Como podéis comprobar, más que buscar fotografías espectaculares me centré en retratarnos a nosotros y lo mucho que estabamos disfrutando, así que veréis muchas fotos cercanas y de personas felices, que es lo que fuimos.
Quise, sobre todo, disfrutar del viaje, de las comilonas que nos dimos hasta el punto de no poder caminar ni respirar, de los cócteles, de ver la muralla de Ávila por la noche y sus calles antiguas, de la catedral con esa piedra bicolor que no había visto nunca antes en otra iglesia... de dormir en el Palacio en el que nos alojamos disfrutando especialmente porque hacía muchos años que no me dormía en un hotel.
Estoy deseando repetir la experiencia. ¡Y que vosotros sonriáis al ver las fotos como yo cuando las hice!
Un abrazo grande.
¡Hola bonica! No conozco Ávila y no tenía ni idea de que la catedral fuera tan espectacular... me entran ganas de salir pitando para allí a conocer la ciudad <3 Las fotos me han encantado, plasman muy bien la ilusión del momento y lo mucho que disfrutasteis (no me extraña que te sentaras para evitar que se te llevase el viento, jajaja, yo hubiera hecho lo mismo, ¡qué miedo!) xDD Coincidimos, además, en el amor por la montaña (me gusta más que la playa, aunque, en cierta manera -y quitando la arena- también adoro el mar) y soy muy pero que muy friolera ^^
ResponderEliminar¡Un besazo gigante, me quedo por tu blog... ha sido todo un descubrimiento! *-*
¡Pues si puedes hazlo! Es una ciudad muy bonita que poder visitar en un día, disfrutar de sus calles y su catedral y si puedes acercarte al Pueto del Pico que está como a una horita, ¡mejor que mejor! Y encima ahora que los días son más largos, ¡sin dudarlo! ¡Te encantará!
EliminarA mi sí que me ha gustado tu comentario y te lo agradezco de corazón, de verdad. Sí que pasé un mal momento ahí con el viento porque de verdad, vi mi vida pasar por un instante y dije hasta aquí, y me tiré como una roca al suelo, jajaja. ¡Sigo viva gracias a eso, fijo fijísimo!
¿También te gusta ESDLA? ¿Será por eso que somos tan fanses de la montaña? Ehehehe.
¡Un abrazo y millones de gracias por quedarte en mi rincón!
¡¡BUAAAAH!! Pasada de fotos, darling!!! Me pasa como a ti, adoro más la montaña que la playa, la sensación de frío al calor (y eso que seré mínimo tan friolera como tú jajajaja, así que tu outfit me parece de diez) y estas fotos transmiten el frío, el viento y la felicidad de pasar unos días en familia.
ResponderEliminar¡Si es que lo tienen todo!
Adoro este tipo de fotografía y me imagino tu miedo a salir volando. Hace mil años también experimente esa sensación en los Pirineos con mi madre y mi hermana jajaja
La piedra de la iglesia es preciosa por cierto, yo tampoco había visto nada igual. Las fotos de los cockteles... LOVE IT, el color azul es precioso. Y me encanta como el color de tu pelo se integra en los colores de los paisajes... no sé, te juro que no se explicarlo, pero tonos tan terrosos o rojizos de las montañas y tu pelo... me parece que continúa tan bien la gama de color... especialmente en la foto que sales apoyada como en unas piedras, sola. Al igual que el rubio de tu madre en la foto del viento, no sé si me he explicado :___)
Un besito gordo y me alegro mucho que disfrutaras tanto ^^
¿Verdad? Es el outfit perfecto, falta un poco de glamour pero ya lo pongo yo con la actitud... jajajajaja. Fui a comer, cenar y por todos los sitios tal que así, a mí de verdad que me da todo igual cuando se trata de estar a gusto y cómoda y no sufrir. Ay señor, si esto fue en Ávila no me puedo imaginar lo que fue en los Pirineos... Qué miedo. Aunque, una vez, en los Picos de Europa, hacía tanto viento que LITERALMENTE te podías tumbar sobre el aire, pero 100% real. Lo que pasa es que estábamos en un valle y era todo explanada sin precipicios así que no había miedo excepto de si te dejabas llevar demasiado caerte al lago y morir de congelación, pero era improbable porque mucho te tenías que dejar ir... Jajajaja.
EliminarEsa piedra es maravillosa. Cuando entré y la vi me quedé WHAT porque la arquitectura de iglesias y catedrales me encanta y siempre que puedo paso a descubrir nuevas y he visto muchas pero como esta... como esta ninguna. Es digna de ver en persona. Hipnótica y no podía dejar de mirarla, creo que eclipsaba todo lo demás y eso que era preciosa por dentro.
Ay, mi pobre pelo ya estaba descolorido y por eso tenía ese color camuflaje extraño. Ahora ya ha vuelto a estar más rojo, pero me alegro mucho de que quede de una forma tan orgánica en las fotografías.
Cuando me decis que os gustan, siento un cosquilleo por dentro muy grande, no sabes lo importante que es para mí así que... ¡¡Un millon y medio de gracias, guapa!!
Chica, tienes un arte para la fotografía que no es normal. Me encantan los tonos de tus fotos y sobe todo la naturalidad que se ve reflejada en ellas. Nada de posados o fotos pensadas al milímetro, no. Fotos de la vida misma, justo como a mí más me gustan <3 De vedad, es que me dejaría retratar por ti una y mil veces.
ResponderEliminarEn cuanto al viaje, me alegro muchísimo de que hayáis pasado un tiempo tan genial en familia. Se nota lo unidos que estáis y la ilusión que tenías ante esa escapada, así que me alegro muchísimo por ti, por haber vivido unos momentos tan buenos en compañía de los tuyos.
Te mando un besazo gigante, bonita. ¡Ye tengo ganas de leer más entradas tuyas!
La verdad es que de todos, la que menos arte delante de una cámara tiene soy yo, te lo juro. Será porque siempre estoy detrás, jajaja. Mi madre me sorprende con una gracia natural que es digna de retratar... si vieras fotos de jóven, parece modelo famosa de esas que pillas por la calle, qué bruja, ya podía yo haber heredado su fotogenia y naturalidad y gracia, snifff.
Eliminar¡Por favor, te tomo la palabra! ¡Me encantaría hacer fotos y que hiciesemos algo precioso juntas! <3 Prometeme que lo haremos, prometemelooooooooo.
Jooo qué entrada más entrañable y bonita. ¡Me alegro muchísimo de que hayas disfrutado de esta escapadita! Yo soy igual de friolera que tú y como en breves voy a la montaña creo que me haré con ropa de "snowboard" porque el trauma que sufrí de pequeña en la nieve (de casi morir congelada) me dejó secuelas. Y es que, de verdad, ¡no soporto pasar frío! (aunque me guste el frío... qué especialita soy). En fin, que los tonos son preciosos, que los cócteles tienen pintaza y que he podido sentir el aroma de madera y paredes de piedra desde aquí :) ¡Un besote!
ResponderEliminarHazte con ropa de snowboard que además ahora están en rebajas y fijo que encuentras cosas a buen precio. El caso es que la ropa que yo llevo es como cuatro tallas más grande a la mía (sin exagerar) porque era de cuando estaba más gordita y me lo tuve que apañar como pude... La verdad es que debería reponerla, jajaja.
Eliminar¿En serio casi moriste congelada? WHAT? Esa historia no me la se, nos la tienes que contar, por dios.
Gracias por pasarte, corazón.
Besazos enormes.
Pues menos mal que no te céntrate en buscar fotos espectaculares... SON PRECIOSAS. La luz, los colores... Y sobre todo, la felicidad que transmiten. Aunque confieso que me han enamorado las fotos donde hay nieve. Son una debilidad <3
ResponderEliminarNo conozco Ávila, pero con estas imageimá dan muchísimas ganas de ir (y qué a gusto me tomaba un cóctel de esos, ¡qué pinta!).
Un abrazo enorme, bonita.
¿VERDAD? A mi también me enamoran. Pero profundamente, además. Te recomiendo muchísimo que vayas a visitarla de forma express si puedes y no dejes de tomarte un coctel en el bar del Palacio de Monjaraz que los precios estaban baratísimos y cócteles que no he encontrado en otros sitios, de veras, una maravilla.
EliminarAy, y tu crítica sobre mis fotos me llena de felicidad. Mira que soy una persona segura de si misma pero con mis fotos tengo ahí siempre una espinita clavada y saber que os gusta... ¡Me pone hasta nerviosa! Así que graciaaaaaaaaaaaaas.
¡Besitos!